¿Tiene tu empresa una Política de Calidad y Medio Ambiente definida? ¿Tiene Sistema de Gestión Ambiental y Ahorro Energético? ¿Tiene Indicador de la Huella de Carbono que se produce y plan para su eliminación? ¿Tiene Certificaciones Ambientales? ¿Tiene estructura de separación de residuos? ¿Tiene plan de ahorro de desperdicios? ¿Tiene PLAN DE TRANSICIÓN ECOLÓGICA?
Hoy en día, estas son algunas de las preguntas para las que las empresas hoteleras tienen que estar preparadas para responder de forma afirmativa, ya que cada día está siendo más una exigencia de los clientes y los que no la tengan, van a estar puestos en segunda línea y considerados como no comprometidos con la sostenibilidad social y medio ambiental sufriendo las consecuencias derivadas de ello en cuanto a valoración y venta.
El turismo es la gran industria de este país, y del mundo, lo que le otorga a todos los profesionales que se dedican a ella, estando los establecimientos hoteleros al frente, no sólo una importancia básica para nuestra economía, aún sin todo el reconocimiento que se merece, sino también una serie de responsabilidades muy importantes con nuestra sociedad y con el medio ambiente.
Los hoteles están “encendidos” todos los días del año y veinticuatro horas al día, quitando los que cierran estacionalmente, lo que les hace ser los mayores consumidores de recursos, generadores de residuos y consecuentemente donde más se puede transicionar hacia el ahorro y la eficiencia.
Pero esta no es una tarea fácil ni a corto plazo. Los hoteleros luchamos continuamente por defender nuestras cuentas de resultados, ser competitivos y mantener nuestras empresas a flote, por lo que el extra-coste que conlleva adaptar las instalaciones a las nuevas exigencias o compromisos de la sociedad tienen que hacerse de forma paulatina. Además, no es lo mismo adaptar instalaciones con una antigüedad importante que hacerlo en hoteles de nueva planta. Para ello, es muy importante que existan ayudas para estos fines, que sean reales, fáciles de obtener, con plazos realistas, sin que bloqueen otras ayudas y pensando en que los empresarios viven en una lucha continua por sobrevivir.
Dicho lo anterior, sería injusto decir que esto es algo nuevo para las empresas españolas. Últimamente la sostenibilidad está en boca de todos los medios, pero hace ya muchos años que esto no es algo nuevo para el sector y existe un compromiso tangente con el medioambiente y llevamos muchos años sabiendo que iba a ser una exigencia del público. España es reconocida en el sector por su compromiso y por sus acciones.
El problema, como pasa muchas veces con nuestro sector, es que no se comunica bien al cliente ni a la sociedad todo lo que se hace no por solo por el medio ambiente, sino también por la sostenibilidad social para la mejor convivencia. Y este es uno de los grandes retos que tenemos por delante. Hay que ejecutar las medidas, por supuesto, pero luego hay que comunicarlas bien, no sólo al cliente que viene, sino al ciudadano que tiene que convivir con los hoteles y los turistas. Los hoteles y el turismo son fuente de riqueza para las ciudades y así hay que transmitirlo, comunicando las bondades de ello.
Para ayudarnos con todo el proceso de sostenibilidad y de ahorro energético es muy importante la digitalización. Esta nos permite tener mejores controles de los consumos de nuestros establecimientos y optimizar su utilización. Por eso el sector tiene que digitalizarse sin lugar a dudas, sólo hay ventajas en hacerlo.
Esto es muy importante para no incurrir en grandes costes, ya que hay que tener cuidado con las posibles repercusiones negativas. Si el ser sostenible, es decir, aplicar recursos para contaminar menos, reciclar más, reducir los consumos al máximo posible, utilizar energías renovables, trabajar con economías locales o de kilómetro cero, … va a suponer una elevación del coste de la habitación, es decir, si esto vamos a intentar que lo pague el cliente, podemos tener un problema, porque hoy en día es probable que elija a otro más económico, aunque no sea sostenible. Por eso esto es una jugada a largo plazo, hay que ir haciendo las modificaciones en la medida de lo posible – insisto, muy importante las ayudas del sector público – a la vez que ir concienciando al cliente y al ciudadano de las bondades para la sociedad en general de todas estas acciones.
Al cliente no puedes decirle que el buffet va a ser de menor tamaño, o que sólo puede ducharse durante dos minutos, o que no use más de una toalla, o que no ponga el aire acondicionado si tiene calor … porque el cliente, en vacaciones está relajado, él ya es responsable en casa (el que lo sea). Hay que explicarle simplemente cómo afectan los consumos de los hoteles en las economías de destino. No hay que meterles miedo ni limitar su disfrute en su momento de descanso, hay que hacerles partícipes de su colaboración con el medio ambiente local.
Volvemos siempre a la comunicación, y para ello ayudan mucho las certificaciones medioambientales, para garantizar al cliente comprometido que efectivamente el establecimiento cumple con lo que dice, y para el no comprometido, para ver que por lo menos alguien lo hace. Esto no significa que una vez obtenida la certificación ya podamos echarnos a dormir, hay que seguir trabajando en mejorar, sobre todo para ir aprovechando las nuevas tecnologías que surjan, pero por lo menos es una forma de garantizar unos mínimos y de informar a los clientes.
Resumiendo, la sostenibilidad tanto medioambiental como social en destino es algo básico para cualquier empresa hotelera hoy en día, y deberá ser obligatorio tener un Plan de Transición Ecológica que recoja todo esto. Eso sí, es un proceso lento, pero obligado, y hay que comunicar bien a la sociedad todo lo que se hace y todos los beneficios que tiene. Hoy puede que todavía no, pero, en el futuro, sin duda, será un punto diferencial a la hora de elegir no solo un hotel sino un destino.