Echando la vista atrás, al nacimiento del turismo moderno en la Costa del Sol, a finales de la década de los 60 había un pequeño número de hoteles de 5 estrellas repartidos entre Torremolinos y Marbella. El resto de los hoteles de la Costa eran en su mayoría de dos y tres estrellas. A finales de los años 70 y principios de los 80, los hoteles de lujo ya se concentraron prácticamente en Marbella, mientras que en Torremolinos, hoteles tan emblemáticos como el Pez Espada y el Tres Carabelas, se vieron obligados a bajar de categoría a 4 estrellas para competir por el gran contingente de turistas que nos llegaban desde Gran Bretaña, centro y norte de Europa. La mayoría de estos turistas nunca habían viajado antes. No les sorprendía que no hubiera ni aire acondicionado ni televisión en las habitaciones; estaban encantados de que el entretenimiento que se le ofrecía consistiera en un bingo en el bar del hotel.
En los años 80 y 90 se produjo un crecimiento casi ininterrumpido de la economía en Europa, llegando turistas con expectativas cada vez mayores. Para los hoteleros, era un caso de renovarse o morir.
En las dos primeras décadas del siglo XXI, nuestra industria hotelera vivió tiempos de cambio. El breve periodo de expansión a partir de 2001 se detuvo bruscamente en 2008 por la crisis financiera mundial. La inversión en hoteles prácticamente se detuvo. Después de 2014, se produjo otra carrera de modernización, con unas inversiones muy importantes en el sector privado, que se detuvo otra vez en 2020 con la llegada del Covid.
Los retos a los que se enfrenta el sector hotelero de la Costa del Sol post-pandemia son muchos. Los costes energéticos cada vez son más elevados, así como los suministros y materias primas, competimos con destinos con bajos costes laborales, el sector de Viviendas con Fines Turísticos sigue creciendo de forma exponencial, y queremos ser cada día más sostenibles tanto socialmente como con el medioambiente. Tenemos que adaptarnos para competir con calidad, no con precio. Debemos ofrecer experiencias y no sólo camas; debemos invertir en eficiencia energética y sostenibilidad.
El decreto de Renovación y Modernización de la Planta Hotelera ha abierto la puerta a que los hoteles vuelvan a renovarse, actualizarse y reposicionarse en el mercado. El aumento de entre un 15% y un 20% de edificabilidad permite a los establecimientos mejorar la calidad de la experiencia de sus huéspedes con bares ‘rooftop’, nuevas instalaciones deportivas, así como habitaciones más amplias y confortables. No solo eso, sino que también abre la puerta a la mejora de la clasificación de estrellas, lo que al final sirve para aumentar la calidad de todo el destino.
Aunque la Junta de Andalucía ha sido proactiva en la aprobación de este decreto y el sector hotelero ha mostrado su voluntad y necesidad para la inversión, hay un factor clave que no se debe pasar por alto. Un destino turístico es más que la suma de sus hoteles, debe englobar toda la infraestructura local, y por tanto, en paralelo a los hoteles, ha de acometer inversiones en el ámbito municipal para mejorar la competitividad íntegra de los recursos turísticos y fortalecer su atracción.
La Costa del Sol puede estar orgullosa de su aeropuerto y de las conexiones del AVE, pero hay que mejorar mucho la movilidad y la accesibilidad en general. Mientras que los hoteles han invertido y se han modernizado, y lo seguirán haciendo gracias en parte al Decreto, la N-340 sigue siendo un punto muy débil para la Costa. Además, hay varios municipios que no han hecho lo suficiente para mejorar la estética y accesibilidad de sus ciudades. Haría falta actualizar la arquitectura municipal, mobiliario urbano y jardines. Hay que plantear nuevos recursos turísticos y poner en orden el urbanismo.
Nuestra provincia ha evolucionado en los últimos cuarenta años buscando cada vez más la excelencia. Hoy está claro que debe diferenciarse ofreciendo aún más calidad y no más cantidad: calidad de la experiencia; calidad del entorno y el medioambiente; calidad en la profesionalidad. El Decreto de Renovación y Modernización de la Planta Hotelera ofrece un impulso importante y se hace necesario prorrogarlo temporalmente más allá de los tres años para fortalecer el reposicionamiento. ¡Renovarse o morir!
Jaime Floyer.
Consejero Delegado Sol Torremolinos Resort
Miembro Comité Ejecutivo AEHCOS