Crear una marca o renovarla está lleno de retos, de ilusión, de diversión, de novedades, de cosas que están por llegar y que apasionan. Hoy en día hay miles de opciones de marcas en el mundo, ¿qué hacemos para que la nuestra sea la deseada, recordada y, algo tan importante, que sea nuevamente elegida?
En nuestro caso no fue fácil llegar a crear nuestra marca, B bou Hotels, nos planteábamos cómo crear una marca que llevara consigo todo el cariño, el mimo, la dedicación, el detalle y el cuidado que le ponemos a nuestros proyectos, cómo conseguir que el cliente lo entendiera al escucharla y lo sintiera al visitarnos. B bou es una marca llena de personas, de estrategias, de acciones, de emociones e intangibles, porque el que nos visita viene a disfrutar de la experiencia de vivir la esencia de cada lugar, a gozar del tiempo (de eso que todos estamos tan carentes), a desconectar para reconectar y a deleitarse con la gastronomía. Pero, ¿cómo se traslada todo esto en una marca?.
Escuchaba hace unas semanas a Alex Pallete (experto en estrategias de marca) y comentaba un estudio de Havas en el que los consumidores no les importaría que 3 de cada 4 marcas desaparecieran. ¿No es sorprendente? Creo que necesitamos una seria reflexión, la marca debe ser mucho más que un simple nombre o un logo.
La marca es la identidad de nuestras compañías, habla de nosotros, debe transmitir nuestros valores, nuestra filosofía y la esencia de nuestro proyecto, para diferenciarnos del resto de hoteles o destinos y, por tanto, si somos coherentes debería ayudar a fidelizar y no pasar inadvertidos. No entiendo la marca sin que la coherencia sea el centro, debemos ser totalmente coherentes entre lo que contamos y hacemos.
Nos encontramos quizás en la era más rápida y cambiante de los últimos tiempos, las personas evolucionamos constantemente. Hablamos de Metaverso, de que el cliente antes de llegar a nuestros destinos, a nuestros hoteles, vivan parte de la experiencia. Lo que valía hace 5 años e incluso hace dos ya no está vigente, necesita ser actualizado en base a lo que está sucediendo y, por tanto, las marcas deben evolucionar con rapidez y los que emprendemos o dirigimos las empresas tener la sensibilidad de entender el cambio, la necesidad de innovar y actuar con la misma agilidad y hacer que trascienda en las personas.
En nuestro caso, estamos inmersos en la redefinición de nuestra marca para que se entienda mejor y que conecte con los tiempos y las personas, no nos podemos quedar atrás.
Tenemos la obligación de buscar mucho más allá, al margen de sólo contar quienes somos y nuestros valores diferenciales; si realmente queremos perdurar y diferenciarnos debemos escuchar al cliente, a los que nos visitan, saber qué opinión les merece nuestra marca, nuestros hoteles, qué sienten cuando nos visitan y ,aún más importante, qué desean o incluso intentar adelantarnos a los tiempos y trabajar en lo que van a desear a futuro, para así poder tomar decisiones que vayan evolucionando con los tiempos y que nos conviertan en productos especiales y únicos, en una marca en la que el cliente confíe, con la que el cliente se siente afín, que supere sus expectativas, en la que sienta bienestar pleno, con la que sueñe con visitar o volver antes de haberse marchado.
Las marcas definen los lugares, crean destinos. Y los destinos también son marcas, como pasa con Costa del Sol, una marca muy reconocida durante muchos años como destino de sol y playa y que ha ido evolucionando. La Costa del Sol, uno de los destinos con mayor riqueza de nuestro país porque además de sol y playa… es naturaleza, es alegría con sus gentes, cultura, gastronomía, seguridad, calidad y cercanía con sus infraestructuras. Es nuestra responsabilidad seguir poniendo en valor nuestros recursos, innovando con las tecnologías, escuchando a los que nos visitan y a los que nos lo hacen saber por qué han elegido otro destino, tomar nota y continuar con la transformación de nuestra marca, como se viene haciendo en los últimos años.
Convertirnos en una marca que sea capaz de transmitir lo que de verdad somos y ofrecemos, que es mucho. Este ejercicio que parece sencillo es un ejercicio complejo que requiere de mucho trabajo, bucear en nuestra esencia para sacar lo mejor de ella y contarlo. Si lo logramos, conseguiremos diferenciarnos del resto de destinos, de hoteles.
Las marcas destino se deben construir unidos, con estrategias claras, entre lo público y lo privado con una visión de futuro definida sobre qué tipo de destino sostenible de calidad y marca es la que deseamos, tanto los que vivimos e invertimos en ella, como el tipo de visitantes que queremos que disfruten y sientan el bienestar de un lugar único.