Los príncipes de Asturias, que inauguraron ayer Fitur, volvieron a mostrar su apoyo al turismo de Andalucía, con parada en el expositor malagueño
VIRGINIA GUZMÁN Llegó una nueva edición de Fitur y lo hizo con otros aires y otras dimensiones, marcados por la inevitable presencia de la crisis económica en el imaginario común y en las instalaciones que los destinos despliegan en la feria, este año redimensionada a la baja y con más espacios libres que en citas anteriores. El primer día siempre es el de las grandes presentaciones, el de las inauguraciones, el de los balances… y ayer también un día de realeza, ya que los príncipes de Asturias, Don Felipe y Doña Letizia, fueron los encargados de abrir oficialmente la feria.
Su llegada se podía entrever horas antes de que se produjera. En las entradas a Fitur, muchos agentes policiales desplegados, y controles de seguridad. En el interior de los pabellones, inquietud y miradas al reloj esperando la entrada de los Príncipes y su posible parada en los expositores. A Andalucía llegaron sobre las doce y media de la mañana, entre una nube de fotógrafos, periodistas y espontáneos.
Acompañados por el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, y el consejero de Turismo, Luciano Alonso, fueron recorriendo el pasillo central del pabellón 3 y parándose en expositores. Y, cómo no, el de Málaga estaba entre ellos, tanto el de la ciudad, como el del Patronato de Turismo. En el de la capital tuvieron oportunidad de charlar con el alcalde, Francisco de la Torre, con el que ya conversaron hace unos meses en la WTM de Londres. Trataron sobre el sector crucerístico y sus repercusiones en Málaga e incluso hablaron sobre el reciente accidente de Italia. También se interesaron por la Costa del Sol antes de proseguir hacia el estand gaditano, llevándose de recuerdo un pin de Málaga.
La presencia de los Príncipes obligó a modificar algunos de los actos previstos –no todos, porque mientras Don Felipe y Doña Letizia estaban en el expositor malagueño, el alcalde de Torremolinos daba una rueda de prensa–. Hubo retrasos y coincidencias y algunas carreras de periodistas y fotógrafos para intentar llegar a dos sitios al mismo tiempo, aunque sin mucho problema porque el pabellón, que ofrecía una imagen de Andalucía renovada y con más aires tecnológicos, estuvo mucho más vacío que otros años hasta bien entrada la mañana.
Se nota que hay menos municipios con espacio propio, menos empresarios, menos políticos y menos oportunidad de negocio, aunque las administraciones públicas han llegado cargadas de un optimismo moderado, avaladas por las buenas cifras turísticas registradas el pasado año. El problema es que el mercado nacional se resiente y en los próximos doce meses todo apunta a que será el turista internacional el que tirará del carro para mantener el balance en números positivos.
Tras la visita real, Griñán y Alonso aprovecharon para recorrer el pabellón con más calma. La Junta había sido previsora y había adelantado su presentación a primera hora de la mañana, una presentación en la que por cierto estuvo el diputado socialista Miguel Ángel Heredia, que aprovechó que estaba en Madrid por sus cometidos en el Congreso para hacer una visita relámpago a Fitur.
Entre el sector turístico provincial, muchas caras conocidas –José Carlos Escribano, Manuel Villafaina, José Prado, Javier González de Lara, José Prieto, Gonzalo Fuentes, Joaquín Fernández Gamboa…– con un sentimiento común: ha mejorado el panorama, pero 2012 amenaza con recesión y la crisis ha acentuado un grave problema en la Costa, la estacionalidad. Optimismo muy moderado es lo que toca. Hoy más.